Se acuesta en la cama. Se tapa hasta las orejas con el
acolchado calentito. Todos duermen. Entre silencio y silencio cae una lágrima. Llora.
Nadie se entera. Es feliz, pero necesita descargarse. Necesita sacar afuera
todo lo que no puede decir, por orgullo, por miedo, por vergüenza, por mezcla
de todos y cada uno de esos sentimientos.
Respira hondo. Se concentra para no hacer ruido. Deja
de llorar. La última lágrima rueda por su mejilla hasta que cae en la almohada.
Se queda dormida. Cuando se despierte será otro día.