Era un día de lluvia, y ella iba caminando bajo los techos, saltando de charco en charco para no pisarlos, corría para llegar a su casa, pero de repente, como si pasara algo, se detuvo. Fue en ese momento que miro hacia el frente y vio cada momento de su vida, reflejada en las gotas.

Así es como pasa nuestra vida, rápido, hasta que nos detenemos a disfrutarla. Es común en nosotros que no le prestemos atención a esos pequeños detalles, que en un futuro pueden ser muy importantes.

La vida está formada por miles y miles de momentos vividos y tantos por vivir. Hay que saber aprovecharla, porque es una sola, y nosotros elegimos como vivirla.